Ebenezer padece Sicklemia |
Ayer conocí a Ebenezer, un pequeño que quizás por similitud
con su nombre se empeña en mostrase como una “roca de ayuda”. Y es que al
conocer la historia de Ebenezer, pensamos en la necesidad de ayudarlo, de
alentarlo, de animarle, sin embargo, él, en sí mismo es ayuda, aliento y ánimo
para los demás. Les cuento:
Llegué hasta la Sala de Oncohematología del Hospital
Pediátrico de Manzanillo, antiguo Hospital Caymari, hoy Hermanos Cordovés. No voy
a negar que al entrar en aquel lugar sentí que mi cuerpo se estremeció, por el
recuerdo inevitable de lo que implica estar ahí, no ahora como visitante, sino
como paciente de oncología. Un escalofrío que trajo hasta mi mente la sensación
de los sueros salvadores, me hizo sentir pena, por qué no decirlo, pena de
aquellos pequeños que ya enfrentan la odiosa enfermedad.
Una sala limpia, escrupulosamente limpia, cualquiera diría
que acogedora. Y en uno de los cuartos
estaba Ebenezer.
“Ayer lo tuvimos que ingresar para que recibiera el
medicamento porque estaba en crisis, con
mucho dolor”, comenta su mamá. “Pero
ya no me duele”, dice Ebenezer y le brillan los ojos ante la presencia de la
cámara. Yo, no sabía qué decir. La verdad no sabía que decir a un niño que
padece una Sicklemia heredada de sus
padres. “Porque mi papá es sicklémico, y cuando mi mamá quedó embarazada, al principio
los médicos dijeron que ella no era, pero después, como le hacían otros análisis,
salió que era portadora, y de todas
formas decidieron tenerme, y nací yo, sicklémico”, me cuenta, pero su voz, está
muy lejos del reproche, todo lo contrario, es como si agradeciera el poder
estar ahí, vivo. “Pero tu papá tiene esa enfermedad y míralo qué bien anda”.
“Y eso que le dijeron que nada más iba a durar quince años”, me interrumpe, y
me vuelve a dejar sin aliento ante la realidad de saber las limitaciones que
implica tener una anemia falciforme o
drepanocítica, que produce una destrucción de los glóbulos rojos más rápido que
lo normal.
Yo, queriendo darle ánimo, le cuento: “sabes, a mí también
me pusieron muchos sueros, yo estuve enferma de cáncer y mira, ahora estoy bien”.
Le muestro una parte de mi cicatriz. Me escuchó
atento, abriendo sus grandes ojos como sorprendido y admirado: “Dios te bendiga”,
me dijo. Y se me hizo un nudo en la garganta ante tanta generosidad, tanta
bondad, tanta fe. Por eso dije que tal vez Ebenezer hace honores a su nombre.
Tal vez es la certeza de saberse bien atendido, en un
hospital que abre sus puertas cada vez que lo necesita y con un personal que se
desvive por mejorar su calidad de vida, como cuando necesitaba el medicamento
que en ese momento estaba en falta. “El meronem”, me dice “que no había pero lo
buscaron porque si yo lo necesito se busca y se encuentra”. Y los padres y la
doctora Isabel, que entra al local, corroboran lo que Ebenezer me cuenta. “Nunca
hemos tenido problemas con el tratamiento del niño, cuando necesita un
medicamente, rápidamente se gestiona y se le pone”.
No me atrevo a tocarlo por temor a hacerle daño, pero en
realidad hubiera querido darle un beso y un abrazo fuerte. “Que Dios te bendiga
a ti también y que pronto puedas irte a tu casa. ¿Me regalas una foto?” Y sonríe feliz, confiado en Dios y en la
medicina cubana.
Me regalas una foto? |
Ebenezer con su mamá en la Sala de Oncohematología del Hospital Pediátrico de Manzanillo, Cuba |
Dios te Bendiga pequeño, a ti y a tu familia , así como a esos profesionales del Hospital donde te atienden. Desde la Iglesia Bautista El Faro de Alcalá de Henares en España estaremos orando por ti.Un abrazo a la periodista y de hecho bendiciones de lo alto para ella.Estas cosas son las que engrandecen a la Revolución, aunque algunos descerebrados digan lo contrario.
ResponderEliminarSeguro que así es Yoan, Cuba no está sola, somos muchos los cubanos que no vivimos allá físicamente, mas siempre tenemos presente aquel pedazo de tierra,no la que pisan nuestras plantas( Como decía nuestro Martí) sino aquella por la que muchos lucharon y lo seguirán haciendo desde el frente que les toque.Cuídate mucho pequeño y que te mejores. Saludos a mi Radio Granma y a su buena gente que la conforma.
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