Traducir

martes, 7 de agosto de 2018

Renovándonos como las águilas


¿Sabes?  El águila es el ave de mayor longevidad entre las criaturas de su especie. Vive 70 años. Pero para alcanzar esa edad, al llegar cerca de los 40 debe tomar una seria y difícil decisión… Sus uñas están apretadas y flexibles, y no consigue aferrar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas y sus plumas, gruesas. ¡Volar se le hace ya muy difícil!
Entonces el águila tiene solamente dos alternativas: morir o atravesar un doloroso proceso de renovación que dura unos 150 días. Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga necesidad de volar. Entonces el águila comienza a golpear su pico contra la pared hasta conseguir desgarrarlo y arrancarlo. Debe esperar el crecimiento de uno nuevo, con él que desprenderá una a una sus uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a crecer, tendrá que desplumar sus plumas viejas y esperar a que renazca su plumaje. Después de cinco meses, emprende su vuelo de renovación y… ¡a vivir 30 años más!

Todos llegamos en algún momento de nuestras vidas a una situación de quiebre: o hacemos el gran esfuerzo de transformarnos, o estamos condenados a morir. La transformación consiste en primer lugar en hacer un alto en el camino, tenemos que “guardarnos” por algún tiempo. Volar hacia lo alto y comenzar un duro proceso de renovación.
Tenemos que desprendemos de esas viejas uñas y plumas que ya no nos sirven para nada y emprender un vuelo de renacimiento victorioso. Desprendernos de actitudes, vicios, costumbres y recuerdos que nos causan dolor y nos impiden el cambio. Que nos atan al pasado, a la mediocridad, a la falta de ánimo para reiniciar la lucha.
Dicen que los que esperan en Dios, tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán… entonces, es como si una lucecita se prendiera a lo lejos, en medio de la oscuridad. Es hora  de volar. Sal a volar, como el águila.


Sucede que a lo largo de nuestra vida nos suceden situaciones similares a las del águila. Y, o tomas decisiones importantes en tu vida o mueres en el intento y por tanto te sientes paralizada, a la deriva, como si fueras un zombi, dejándote llevar por las circunstancias de la vida.
Debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causan dolor. Solamente libres de la carga del pasado podremos aprovechar el valioso resultado que una renovación siempre trae consigo.
Pero está en tus manos: Despliegas tus alas y libérate de todo aquello que no te sirve para avanzar y evolucionar.
Hay momentos en la vida en que debemos de detenernos a pensar si es tiempo de renovación, de arrancar “las plumas” que nos pesan, “el pico que no nos deja alimentarnos” y las “garras” que nos molestan, para, cuando estemos listos, salir nuevamente a volar más fortalecidos, vencedores como verdaderos hijos de Dios.

Y hay mucho más que aprender de las águilas.  Para enseñarle a volar a sus hijos las águilas les muestran lo que ellas hacen extendiendo sus alas y dando pequeños vuelos cerca del nido, pero llegado el momento la mamá águila va a empujar a sus hijos fuera del nido. La mamá águila sabe que la única forma en que sus bebés van a volar, es volando. El mensaje es claro: si quieres cambiar de vida, si quieres comenzar un negocio, si quieres abandonar un vicio, la única forma de lograrlo es decidiéndote a hacerlo.


Por último, me llevo esto de un sitio web porque está con la palabras exactas:

¿Sabías que un águila sabe cuando una tormenta se acerca mucho antes de que empiece?
El águila volará a un sitio alto para esperar los vientos que vendrán. Cuando llega la tormenta, Extiende sus alas para que el viento las agarre y le lleve por encima de la tormenta. Mientras que la tormenta esté destrozando abajo, el águila vuela por encima de ella.
El águila no se escapa de la tormenta. Simplemente usa la tormenta para levantarse más alto. Se levanta por los vientos que trae la tormenta.
Cuando las tormentas de vida nos vienen – Y todos nosotros vamos a pasar por ello, Podemos levantarnos por encima poniendo nuestras mentes y nuestra fe en Dios.
Las tormentas no tienen que pasar sobre nosotros. Podemos dejar que el poder de Dios nos levante por encima de ellas. Dios nos permite ir con el viento de la tormenta que trae enfermedad, tragedia, y demás cosas en nuestras vidas. Podemos volar sobre la tormenta.





Para este post utilice texto tomados de Internet, y me inspiré por la predicación de la Pastora Mercy de la Iglesia Metodista de Manzanillo, este domingo último.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si va a opinar, hágalo de manera respetuosa. No publico palabras ofensivas. Gracias